Los caraduras que procuran el acercamiento a personalidades relevantes, fotografiarse con ellas, entablar conocimiento, y alardean ficticiamente de proximidad y ascendencia con las mismas, simplemente para presumir ante terceros, aprovecharse de la credulidad de quienes les creen y, con frecuencia, obtener algún beneficio, siempre han existido. Coloquialmente se les califica de fantasmas, con el añadido de mangantes si viven a costa de lo que obtienen con sus trucos engañosos. A los más chapuceros se les detecta fácilmente, tardándose más en desenmascarar a los más refinados y astutos; pero, más tarde o temprano, quedan al descubierto. Es muy difícil permanecer permanentemente en la ficción y la mentira.
Lo que ha extrañado en el caso del llamado " pequeño Nicolás", que viene ocupando mucho espacio en los diferentes medios, día tras otro, es la precocidad en tal menester de este joven de veinte años, que tuvo sus iniciales escarceos ilusorios a más corta edad. Poco a poco se fue introduciendo en las altas esferas y círculos de diferentes poderes, que ignoraban su impostura, utilizando ardides y medios de ostentación y solvencia, que no se correspondían a su estatus social-económico, propios de consumados profesionales de la interpretación picaresca.
Tras su detención, acusado de diversos delitos, fue puesto en libertad provisional al dictaminarse que padecía delirios de grandeza acordes a una personalidad megalómana. Parece evidente que es así, pero queda la incógnita, que se está investigando, de a cuántos defraudó; si fue manipulado, dirigido, amparado o avalado por alguien y cómo consiguió costear toda la parafernalia: lujoso chalet alquilado, vehículos de alta gama que utilizaba, con escoltas incluidos, y tren de vida que llevaba o aparentaba llevar.
De cualquier modo, es un caso atípico para un muchacho estudiante de su edad y de una extracción social de clase media. Dado el interés informativo que ha suscitado, es muy posible que distintos medios pugnen por entrevistarle y llevarle a algún programa televisivo, con tentadora oferta económica o gratuitamente, a cuya invitación, si se produce, debería negarse, y procedería que no se le hiciera. Por el bien del chico y para evitar potenciales émulos jóvenes, es preferible que, con independencia de las actuaciones judiciales e investigadoras en curso para resolver preguntas aún sin respuesta, dejarlo en paz mediáticamente y darle la oportunidad para rectificar su mal proceder, si accede a ello, con la asistencia psicológica y las ayudas para su reinserción social que procediesen.
Frente a lo "pequeño", Nicolás, lo "grande", el gran tufillo que desprende este asunto de Mortadelos, Filemones, 00sietes, y otros sucedáneos. Mejor no rascar que en "la casa" te vas a encontrar y Nicolás la puede liar.
ResponderEliminarEn primer lugar han fallado los controles de seguridad.La falta de control en España es grande..El problema de los controles es que necesitan antes planificación,de la que aquí hay poca,predominando la rutina.
ResponderEliminarEn segundo lugar se admira al pícaro-aunque parece que en este caso es un enfermo-,y lo que no pueden hacer los medios de comunicación es convertirlo en un "gracioso",que vive del cuento engañando a los demás.
Esperaremos a ver lo que pasa.