Hoy, 16 de Noviembre, la Iglesia celebra
la IX Jornada Mundial de los Pobres;
escandalosa realidad que apela a las
conciencias y de la que no procede
desentenderse. Se da en países
deprimidos
y alejados, pero también en los de
economía
desarrollada. Algunos indicadores
sitúan
al nuestro como el cuarto de la
Unión
Europea en mayor
porcentaje de personas
en riego de pobreza o exclusión
social.
El INE estimó que en 2024 afectaba a un
25,8 % de la población española, y a un
8,3% la carencia material y social severa.
Revelador es el elevadísimo número de
asistencias y ayudas prestadas por
Cáritas,
que aumentan cada año, para paliar
básicas
necesidades y situaciones de
exclusión.
Prescindiendo de estadísticas e
informes,
indignan las desgarradoras carencias
que
captan los ojos y los testimonios
directos
que llegan a los oídos.
Competen, principalmente, a los
gobiernos
y a la cooperación internacional tratar de
resolver la sangrante y acuciante realidad
de la pobreza; pero, en la medida en que
se
pueda, todos estamos llamados a colaborar
en la humanitaria acción.
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