Rey Padre, así prefiere Don Juan Carlos
que le titulen, y no Rey Emérito.
Sus razones tiene. Es el padre de otro
Rey,
Don Felipe VI, en cuyo favor abdicó.
Fue el artífice de la llegada y
del
asentamiento de la
democracia en
España, tras el fallecimiento de
Franco.
Sometido al ostracismo por sus
humanas
debilidades, después de un largo
y fructuoso reinado, pesan mucho más
sus logros que sus flaquezas.
Ahora ha dictado sus memorias, que han
originado gran revuelo y controversias
encontradas. Nunca llueve a gusto de
todos.
Don Juan Carlos, por sentirse
agraviado,
ha pretendido reivindicarse, contando
hechos,
sentimientos y sensaciones, al margen
de
la cuestionada oportunidad.
Alejado, dolido, viejo y con salud maltrecha,
ha roto su silencio. Hay que meterse en su piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario