En un mundo globalizado e interdependiente, de futuro
incierto, el porvenir está en el aire; las raíces que conforman la cultura
occidental vienen arrastrando un declive acelerado, fomentado- activa o
pasivamente- por los encargados de proteger e impartir el conocimiento y la
educación. Mientras tanto, y en medio de tanta confusión, nos peleamos entre
nosotros, abandonamos el espacio socio-cultural que nos era propio, se va
imponiendo el nihilismo, y el hueco producido por la descreencia y el
relativismo va camino de ser ocupado por el fanatismo del Islam radical, cuyas
acciones y amenazas terroristas no cesan.
El resultado es una simbiosis de escepticismo y de
resignación, mal llevada, en la mayoría de la ciudadanía- ahora convertida en
“gente”-. Unos cierran los ojos a la realidad y otros tratan de superarla a
mejor. Al final cabe concluir que sólo desde la unidad, respetando la
diversidad, hay que aunar los esfuerzos- incluido el perfeccionamiento
personal-, para afrontar y superar los peligros y entuertos que nos
acechan.
Los avatares de la vida son cambiantes. Sólo las
personas, desde su trascendencia y potencial humano para el bien, pueden
promover un mundo más justo, solidario y pacífico. No proceden las inhibiciones
bajo el pretexto que “ no depende de mí “. Toda piedra hace pared. Vale la pena
levantarla. Si un vendaval la derrumba, vuelta a empezar... Así ha transcurrido
la historia y seguirá hasta el fin de los tiempos. En mayor o menor grado todos
contribuimos a la misma. Que nadie se crea o sea considerado
insignificante.
Estamos en una sociedad que ha perdido sus valores y por lo tanto su camino.El hedonismo se ha instalado entre nosotros,propiciando una sociedad decadente,donde en muchas capas de la misma prima el egoísmo.El dios actual es el dinero y los mandamientos de la ley de Dios se tiran por la borda.Afortunadamente quedan minorías importantes que recuerdan a los demás el trabajo,el sacrificio por los otros y la honradez
ResponderEliminarEfectivamente como reza el artículo, estamos todos en la obligación en nuestro día a día, con pequeños detalles, el luchar por la defensa y la recuperación de nuestros valores, no podemos seguir con excusas de mirar a otro lado, es el momento de afrontar y de luchar por lo que es nuestra cultura e historia con el legado de los valores humanistas cristianos que tanto han echo en nuestra sociedad, en nuestro país y en el resto de Europa
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