Podrían tirar de la manta,
tienen ases y comodines
escondidos en la manga.
Llegaría, si acaso, el momento
oportuno para enseñarlos, si se
les garantizase un favorable trato.
Mientras tanto, Ábalos, Koldo
y Cerdán están en la encrucijada
de qué hacer, ante la eventualidad
de una aceptable componenda:
tirar por la calle de en medio,
desvelando lo que les consta de la
corrupción socialista, o mantener
silencio para no salir más escaldados.
A voces se canta: “ Tirad de la
manta,
de la manta tirad ya “, pero prefieren
estar a verlas
venir. Sólo asoman
la patita. Hace
frío a la intemperie.
La putrefacta manta que les calentó
ha quedado un tanto deshilachada,
pero no erradicada. Sus jirones perduran.
Si se tira fuerte de ellos, se arrancan.
Que el trío estire hacia arriba, hacía
abajo y los lados, y no sea el que
pague solo el
pato.
De los cuatro del Peugeot, el más alto,
aunque tocado y en declive, resiste y
hasta ahora se
ha librado. Su mentor,
el cara de diablo, le está viendo las orejas
al lobo. A
otros, de la misma camada,
no les llega la camisa al cuello.
¡ Cuántos se asustan al escuchar
el Tira de la
manta !
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