martes, 27 de octubre de 2020

¡ AVE CAESAR !

  

 
 
¡ Qué gran corazón el de Pedro Sánchez !
 
Irradia bondad y compasión.
 
Sólo decretó el Estado de Alarma por seis meses
 
y no por dos años y un día, para evitarnos la prisión.
 
 
Listo, desprendido y generoso,
 
endosa la gestión del coronavirus a las Autonomías,
 
eludiendo el control parlamentario
 
para no abrumar a sus señorías.
 
 
En contrapartida, él cargará con el peso legislativo,
 
dictando decretos-leyes y demás ordenanzas,
 
aliviando el trabajo de los jueces y del Constitucional,
 
imponiendo, a su pesar, sobre las mascarillas las mordazas.
 
 
Como no es egoísta, no elude comerse “ el marrón “,
 
apela a la cogobernarza, se anticipa a la Navidad
 
para compartir con los gestores descentralizados
 
el premio o el castigo, sea turrón o carbón.
 
 
Predica que el mochuelo de la pandemia expansiva
 
es cosa de todos, riega de medios a los sanitarios,
 
apela a la responsabilidad, civismo y sentido común,
 
reparte pésames, acude a velatorios y a los funerales con misa.
 
 
Hombre grande es este Presidente desprendido.
 
Nada protagonista, le gusta pasar desapercibido,
 
que no se note que lleva el peso de la nacional gobernación.
 
 
Quienes falsamente le tildan de narcisista, mentiroso y figurón,
 
ignoran su bonhomía, humildad, transparencia e hidalguía,
 
paradigma de buen Presidente de la Nación.
 
 
Alta función que nunca deseó en su vida,
 
aceptándola sacrificadamente por el bien del país,
 
ante el clamor unánime que se lo suplicaba
 
día tras día.
 
 
Resiste, Presidente, este pueblo es agradecido,
 
cual a César magnánimo e invicto
 
arroja pétalos de rosas a tu paso y 
 
levantará estatuas en tu memoria.
 
 
Ya ciñes en torno a tus sienes la corona de laurel.
 
Te saludamos, Petrus, como lo hacían los gladiadores en el Coliseo romano:
 
¡” Ave Caesar, morituri te salutant “! 

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