SALIR DEL ATOLLADERO

  

 

 

Estamos curados de espanto.

 

De la indignación se ha pasado

 

a la resignación.

 

El embrollo administrativo

 

copa las esferas oficiales.

 

Las normas escritas,

 

prestas a diversas o interesadas interpretaciones,

 

obstaculizan la seguridad jurídica.

 

Las ingenierías legislativas y sociales

 

engendran esperpentos.

 

Se mete la cuchara en la División de Poderes.

 

Se politiza la Justicia;

 

el Legislativo es un bronco pugilato;

 

el Ejecutivo, con sus divisiones internas,

 

tiene a su frente a un ambicioso incapaz,

 

vendedor de humos, buenas hechuras y nada más.

 

Para avalar los entuertos anteriores

 

y los que vendrán, tenemos un nuevo Constitucional,

 

con mayoría afín o claramente “ sanchista “.

 

No está bien visto decir que “ cualquier tiempo pasado fue mejor “;

 

pero el de ahora no puede ser peor.

 

Somos el vagón de cola del tren europeo,

 

aunque por el mal diseño de los trenes

 

entre Asturias- Cantabria,

 

no entrarían en los túneles a atravesar.

 

¡ Menos mal que aún no se han fabricado !

 

No nos quedemos con la indignación y resignación.

 

Iniciemos el camino para salir del atolladero.

 

El punto de salida podría ser preguntarnos:

 

¿ Qué hemos sido ?, ¿ Qué somos?,

 

¿Cómo hemos llegado a ser lo que ahora somos ?,

 

¿Cómo recuperar lo perdido ?

 

Los tiempos soplan en contra. Pero armados

 

de rectos valores, buenas y decisivas acciones e intenciones,

 

podrán volver las aguas al cauce del que nunca debieron salir.