Se esgrime en ocasiones el pretexto de la pluralidad religiosa para justificar el desdén a las tradiciones cristianas y, en concreto, a las católicas. Con motivo de las Navidades, algunos políticos, aprovechándose de sus cargos, quieren desvirtuar estas celebraciones cristianas y las expresiones del fervor popular, provocando el enfado y la incredulidad de la gran mayoría, creyente o no, que respeta y se complace con las tradiciones y los símbolos típicos de tan entrañables fechas.
A veces recurren al recurso manido de la xenofobia, que sólo está en sus mentes; a disparates derivados de la ideología de género, y a algunas innovaciones presentadas como “creaciones artísticas”. Pese a todo, el significado real de las Navidades subsistirá; al igual que los villancicos, belenes y la ilusión por los Reyes Magos.
Feliz Navidad y venturoso Año Nuevo a todos los personajes públicos antes aludidos. Pese a sus actitudes contra el espíritu navideño. Lo crean o no, también Jesús, el niño-Dios, nació para ellos.