A la par que arrecia otra vez el Covid-19 y se
expande la variante ómicron, no cesan las arremetidas de los secesionistas y las
extremas izquierdas contra la Nación española, su lengua universal y los pilares
que sustentan el Estado de Derecho. Este ataque, que de por sí es muy grave y
preocupante, es un “ virus “ que campa a sus anchas, con el agravante de la
pasividad y, en muchas ocasiones, la complicidad del Gobierno, que no ejecuta
las defensas requeridas para exterminarlo, lo que le convierte en cómplice o
cooperador necesario de la degradación democrática-constitucional que sufre
España, debida a las ansias de Pedro Sánchez de mantenerse en el poder,
apoyándose para ello, a cambio de concesiones y regalías escandalosas, con las
más infectas formaciones políticas.
Para tratar de frenar al Covid y sus sucesivas
mutaciones, y paliar o disminuir sus efectos desgarradores, se cuenta con la
vacunación, determinados medicamentos, las continuas investigaciones científicas
al respecto, las recomendaciones de los virólogos y las médico-sanitarias,
tratando los gobernantes de cooperar mediante directrices y limitaciones, más o
menos acertadas, que afectan a la ciudadanía. Por el contrario, un ejemplo de
irresponsabilidad gubernamental, rayando en la maldad, fueron las masivas
manifestaciones del 8-M de 2019 por la Igualdad, autorizadas por motivos
ideológicos, cuando ya se sabía el riesgo evidente de contagio vírico, como así
sucedió.
Se dice que el virus ha venido para quedarse, y
que a ello habrá que acomodarse. Si es así, no habrá más remedio que aceptarlo y
poner de nuestra parte lo que sea necesario y recomendable para eludirle o
minimizar sus efectos. Pero no debemos aceptar ni resignarnos a que el otro “
virus “, el antiespañol, siga corroyendo el régimen constitucional y sus
repercusiones en contra de la libertad e igualdad de los españoles, la división
de los Poderes del Estado, el menoscabo de la Justicia, de la Policía y la
Guardia Civil, así como el de otros tantos ataques y menosprecios que afectan a
nuestras raíces, Historia y, en suma , a los derechos fundamentales de las
personas y al “ hecho español “.
Sólo la unión o concertación de los partidos del
centro y la derecha puede revertir la calamitosa situación que padecemos. Si a
ello se sumaran, si fuera preciso, los socialdemócratas patrióticos y moderados,
disconformes con Pedro Sánchez, con su Gobierno social-comunista y sus
interesados apoyos separatistas, bienvenidos sean. Urge salvar a España. Para
ello es preciso desalojar democráticamente del poder a Sánchez y a su cohorte.
Irse voluntariamente sería un acto de dignidad, impensable en él.
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