Que te pongan las esposas, ladrón.
Denigraste lo más sagrado de España:
su historia, lengua, religiosidad y
unidad.
Reabriste heridas cicatrizadas,
engendraste odios cainitas,
metiste la mano donde no debías,
llegaste a donde no merecías,
y en esas estamos:
! en caída libre !
No hay bastantes grilletes
para atar a tanta gente degenerada,
altanera y de perverso y creído “ alto copete
“,
ni espaciosa prisión que los
albergue;
pero podrían purgar sus penas,
el daño inferido a la Nación y al pueblo
decente,
en un vallado al aire libre,
sea de cara o de espaldas al sol.
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