El “ Pin parental “ obedece a la facultad de los padres
para dar su consentimiento o no a que sus hijos participen en las actividades
que no son propiamente escolares, aunque se planifiquen por los propios centros
educativos, y van en contra de los principios morales e ideológicos de los
progenitores. En definitiva: es una cuestión de la libertad de los padres para
decidir sobre la formación en materias no troncales ni regladas, que pueden
influir negativamente en los niños. Por ejemplo: el adoctrinamiento político, la
iniciación sobre las diversas prácticas sexuales o eróticas, la interacción con
las mismas, así como una serie de dibujos y explicaciones a este respecto. Han
trascendido algunas de estas “ enseñanzas “ escandalosas, que por pudor no las
explicitamos, impartidas por personas contratadas y elegidas al
efecto.
Lo dicho es una intromisión alarmante en la docencia
infantil y el desvío pernicioso de la misma, que conviene denunciar y combatir.
Los niños son muy permeables a estas influencias maléficas, que nada tienen que
ver con la recta educación psico-sexual. No les condicionemos a optar por Sodoma
y Gomorra.
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