No hay que esperar el juicio de la
Historia
para quien es un felón a la Nación.
Asalta las Instituciones; se olvida de la
división de poderes.
Gobierna como un dictador.
Ante sus desafueros prepotentes hay que
reaccionar,
cortando las alas a quien hace lo que le viene en
gana,
importándole un pimiento el Estado de
Derecho,
considerándose impune, por encima del bien y del
mal.
La contestación que se merece ha de ser
democrática,
dejando de votarle quienes lo hacen,
pues ha traspasado todas las líneas
rojas,
y no queremos que por culpa de él
se vuelva a la violenta marimorena.
Por bien de España que lo echen
pronto,
por su voluntad no se irá.
Si escapa por no verse entre
barrotes,
“ a enemigo que huye, puente de plata
“;
debido al mal recuerdo que del
innombrable
tengan los verdaderos patriotas
españoles,
ninguno le añorará.
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