En puertas de la Navidad
suenan los villancicos;
se instalan los belenes y el árbol;
iluminan las calles;
se adornan los escaparates.
El Niño Jesús pronto nacerá.
Preparémonos a recibirle,
limpiando nuestros corazones de toda culpa y
maldad.
Llegado el momento del parto,
José y María no encontraron posada.
El Hijo de Dios fue alumbrado en un
pesebre.
Los pastores, advertidos por el Ángel, fueron a
adorarle.
Los Reyes Magos de Oriente,
guiados por una estrella,
rindieron pleitesía al anunciado Rey de los
judíos,
ofrendándole oro, incienso y mirra.
Días emotivos los de la Navidad.
Estímulo para practicar más la
caridad
con los necesitados y dolientes,
sin olvidarnos de los que viven en
soledad.
Que callen las armas y reine la “ Paz en la
tierra
a los hombres de buena voluntad “.
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