miércoles, 18 de enero de 2023

La llamada inteligencia artificial avanza, según el decir de antaño, “ una barbaridad “. Pero tal “ inteligencia “ no nace ni se desarrolla “ per se “, sino que es el producto y resultado del ser humano, persona inteligente y libre, creadora de lo tangible y lo virtual. Por algo una de las características de la libertad se definió “ como iniciativa creadora.” El hombre fue creado libre al principio de los tiempos; pero fue evolucionando en sus capacidades y perfeccionándolas, para subsistir y vencer a las adversidades y obstáculos. Y así, hasta la fecha.

 
Por muchos adelantos técnicos que se consignan, detrás siempre estará el impulso del ser humano. Aquéllos podrán facilitar y simplificar las tareas de éste, incluso sustituirle en algunas tareas que le son propias. Pero nunca dejarán de ser meros instrumentos al servicio del hombre, con independencia del buen o mal fin al que se destinen.
 
Ante el peligro de robotizarnos y controlar nuestras vidas, a través de la llamada inteligencia artificial, hagamos que prevalezca la humanidad y la libertad. La ciencia debe estar al servicio y para el bien del hombre, no al revés; ni para convertirlo en un experimento de laboratorio.

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