Vale la pena no tener “ Na “.Solo lo suficiente para vivircon una austera dignidad.Declarar lo que es debidosin argucias ni fraudes.De todos modos, el “ Fisco “mete sus narices por doquier.Intenta rascarte el bolsillo.No hay que dejarse robar.¿ Pero cómo librarse del recaudador voraz ?Si te resistes a ser injustamente expoliado,tienes que revisar entre papeles guardadosen busca de los que acrediten tu inocencia.De entrada eres culpable. Nada entiendes,te desesperas y pierdes la paciencia.Si crees que es un error o malentendidolo reclamado en la notificación recibida,y no deseas perder los estribosen las ventanillas tributarias,tendrás que pedir ayuda a un amigo,sabedor de estos papeleos,o encargar el asunto a un abogadoo técnico fiscal.Aunque la razón te asista,hay que pagar primero,y luego reclamar.Esta es la tónica general, que empiezacon el desespero y la taquicardia sobrevenidaal recibir una carta certificadadel ente recaudador.A veces, si la cantidad reclamada es pocay te causa un insignificante desembolso,es preferible pagar, y acabar con el tema.Tómalo como un pequeño timo o sablazode los que a diario se dan.
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