viernes, 21 de enero de 2011

ARAÑA, PULPO Y CALAMAR

 

Cuando la gente corriente y moliente  actúa por gusto, pues bien, hay gustos para todo; no es tan bien cuando lo hace por necesidad y demasiadas acciones e iniciativas, en creciente amplitud, está llevando a cabo o dejando de hacer por imperiosa  obligación, porque no queda más remedio.El pueblo es el  sufrido destinatario de las carencias y frustradas aspiraciones originadas por el poder.

Los negros nubarrones, cual cuervos, siguen cubriendo el firmamento del solar patrio, si es que aún se le puede denominar así. Lo fue, pero a fuerza de tirar de los extremos y sin nadie con brío para contrarrestar los envites, la gruesa maroma ha quedado en deshilachado cordel.

Mientras el desempleo y los precios aumentan, los sueldos y pensiones disminuyen, no se puede hacer frente a los préstamos, etc.... y el personal, impotente y resignado, aguanta como puede, sigue el despilfarro en el Gobierno y demás administraciones públicas.

Cuando todo el mundo reconoce, salvo los interesados, que el Senado no sirve para nada, que ha demostrado ser una oficina de colocación para compromisos políticos, ahí sigue y encima haciendo el ridículo con el pinganillo y la cateta traducción simultánea. Reconocido es el in asumible costo de las Autonomías para un humilde país como el nuestro (aunque lleno de fanfarrones, venidos a nuevos ricos a costa de los demás); pues nada, ahí continúan y algunas en permanente desafío sin que nadie ponga orden y concierto. El Gobierno,sin admitir los errores, cada vez con más ínfulas.

La larga mano del Gobierno se extiende sobre los principales nombramientos en las Instituciones del Estado, para tenerlo todo bien controlado incluso en el caso de no volver a gobernar tras las próximas generales. Desde que accedió por primera vez el PSOE al poder fue tejiendo tupida red que ha ido extendiéndose y en ello sigue para estar o dejarlo “todo atado y bien atado”. Hasta el “derecho al pataleo” nos quieren cercenar, pues a tal propósito parece que responde el control que se quiere llevar sobre los contenidos de los medios con pretextos de higiene pública; pero se intuye  contra quien van a dirigirse los tiros: contra el discrepante.Como el pulpo, han extendido por doquier sus brazos con ventosas pegajosas; cual calamar expanden la tinta cegadora y encubridora. Tupida red de araña en la que atrapado queda quien, osadamente, pretende traspasarla.

Cuando peor, mejor; cada vuelta de tuerca más deja atrás la anterior y así, paso a paso,araña, pulpo y calamar , pretenden perpetuarse trocando  ciudadano por siervo, libertad por sumisión, verdad por engaño. Pero todo tiene un límite, siempre hay un David contra un Goliat, una última gota que colme la paciencia del pueblo. Esperemos que su reacción sea ante las urnas, nadie desea otro despertar.

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