miércoles, 3 de agosto de 2016

LA CÍCLICA SINRAZÓN SECESIONISTA


Hay demasiadas cautelas y remilgos, de procedencias diferentes, para que se apliquen las medidas coercitivas legales y legítimas en consonancia a la gravedad del desafío secesionista catalán. Tales prevenciones o reparos se hacen por el miedo a la reacción de los rebeldes o sediciosos y a lo que pueda pasar en el caso de resistencia o enfrentamiento de aquéllos con los poderes del Estado encargados del mantenimiento del orden constitucional y del restablecimiento de la legalidad conculcada. 

Bastantes voces timoratas insisten en que hay que ir paso a paso, en buscar preferentemente soluciones imaginativas y políticas, ignorándose o no queriéndose ver que han resultado inútiles cuantas condescendencias y contemplaciones se han tenido durante años con el nacionalismo separatista e insaciable. Pese a ese " fair play " sostenido y excesivo- gubernamental, político y judicial- el radicalismo soberanista ha ido a más en sus pretensiones de " desconectar" con España, desobedeciendo resoluciones judiciales y hasta del mismo Tribunal Constitucional. En esa mentalidad y actitud obtusas permanece, poniendo las bases para la República Independiente de Cataluña. Y lo más sangrante es que el impulso, el proselitismo secesionista y el proceso de ruptura con España se lleva a cabo por quienes deben su razón de ser al Estado democrático y constitucional, al que sin tapujos plantan cara.

Llegada es la hora de no más paños calientes. Los secesionistas han llegado a un punto sin retorno- en ello se reafirman a diario-, y no habrá más remedio que, algún día, aplicar los mecanismos drásticos previstos en la Constitución. Así, por ejemplo, no hay que temer invocar el artº 155 de la misma, que a bastantes les produce grima el mentarlo. Sólo los que se empecinan con la quimera soberanista deben temer los procedimientos para la defensa de la legalidad y la unidad de la nación española. Van a por todas, y el Estado no debe autolimitarse con el menos.


Quien provoca el mal, debe apechugar con las consecuencias. En esto, los secesionistas tiraron y tiran siempre la primera piedra; hasta que, a los repetidos  desafíos, se optó por la respuesta con un convincente ¡ basta !. Luego, surgen los lagrimeos y victimismos infundados, como recurso inveterado para revivir el delirio. Lo peor es que son cansinos y aburridos. Se creen sus propias mentiras y ficciones, y cíclicamente hay que hacerles entrar en razón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario