lunes, 13 de febrero de 2017

LA MONEDA PODEMITA.

 

PODEMOS y sus confluencias han demostrado ya lo que dan de sí al ocupar parcelas de poder en determinados ayuntamientos y autonomías. En síntesis: autoritarismo e intrusión en lo privado para dar un vuelco a las normas consuetudinarias y sociales aceptadas por la mayoría. Dicen servir a la gente, cuando realmente lo que hacen es manipular y explotar el descontento, las frustraciones y las contradicciones que se dan en las sociedades democráticas. El nuevo orden o sistema que propugnan es retórica, fracasada allí donde se ha implantado.

Acabada la asamblea “ Vistalegre II ”, con la victoria de los “ pablistas ” sobre los “ errejonistas “, subsisten en ambas tendencias los mismos principios ideológicos, aunque difiera la metodología para implementarlos. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón son las dos caras de una misma moneda, que han disputado por metérsela en el bolsillo; los dos rostros más destacados y visibles de nuestro populismo laicista-marxista. De  momento se han dado un abrazo tibio; falta por ver si habrá “ purga “ entre los vencidos.

El asunto no tendría mayor importancia si, en conjunto, no les siguieran unos cinco millones de votantes. Muchos son, para no alertar, una vez más, del peligro que representa PODEMOS para la estabilidad y confianza en nuestro país. El PSOE, unido y desde un centro-izquierda moderado, podría desvanecer dicho riesgo; depende de qué aspirante gane las primarias en dicho partido. El hecho de que Pedro Sánchez se haya postulado, preocupa; no por su legitima ambición, sino más bien por sus demostradas querencias para colmarla.

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