Cuando se exhumen los restos de Franco, qué nuevo conejo de la chistera sacará la izquierda para embobar al personal y atraer votos a su favor. Fue la primera promesa que hizo Pedro Sánchez para alcanzar la presidencia del Gobierno, siguiendo el camino trazado por José Luis Zapatero con su selectiva e irresponsable “ Ley de Memoria Histórica”. La Historia, recordada según la ideología, experiencias vividas e intereses de cada cual, debe reservarse a los historiadores imparciales, que lo harán sin prejuicios preconcebidos y a la vista de las circunstancias y hechos que ocurrieron en el pasado. Reescribirla al gusto de cada cual es un engaño embaucador.
Sobre Francisco Franco y su obra se ha construido en los últimos años una “ leyenda negra” que no admite matices y opiniones contrarias, ni permite un debate sosegado y documentado, so pena de ser descalificados como franquistas o fascistas los que exponen sus argumentos y estudios que no complacen a lo “ políticamente correcto “. Son los signos de este tiempo, que ya fueron superados y olvidados con el abrazo reconciliador de la Transición.
El Tribunal Supremo ha avalado hoy la decisión gubernamental de exhumar los restos de Franco, y trasladarlos e inhumarlos en el panteón de su familia levantado en el cementerio público de Mingorrubio( El Pardo), descartando el nuevo enterramiento, por las razones de orden público esgrimidas por el Gobierno, en el otro panteón que la familia de Franco posee en la catedral de la Almudena. Sus nietos han anunciado la interposición de los recursos pertinentes. La postura de la máxima jerarquía eclesiástica, que podría ser decisiva, tal vez no quiera entrometerse en este contencioso jurídico y, en consecuencia, no invoque la inviolabilidad de la Abadía del Valle de los Caídos.
El odio y la venganza sobre la memoria del difunto general y Jefe del Estado puede ser una victoria política y pírrica de la izquierda, que durará cuatro días y se enarbolará como triunfo en la campaña electoral. Pese a ello, la nueva “ leyenda negra “ tardará en desmontarse. El comunismo y sus compañeros de viaje no perdonan que su única derrota bélica en Europa fuera llevada a cabo por el ejército nacional del general Franco.