La Fiscalía ha recomendado la instalación de cámaras en los centros educativos- escuelas, colegios e institutos-, incluso en las aulas, para disuadir, prevenir y detectar determinados comportamientos- abusos y acosos sexuales principalmente, así como vejaciones- entre los propios alumnos. Se han dado pronunciamientos contrarios a tal recomendación, centrados en la colocación de cámaras en las aulas, tanto entre el profesorado,como por parte de los padres, juristas y en los medios de comunicación.
En principio parece una medida desproporcionada e ineficaz la instalación en las aulas para el fin pretendido. La inmensa mayoría de las actitudes y comportamientos rechazables se producen fuera de las aulas- en patios, pasillos, recodos sin visibilidad, a la salida de los centros,etc.-, pudiendo entrar en colisión con determinados derechos a la intimidad y a la propia imagen, además del retraimiento de los docentes al impartir sus clases si se graba y visualiza en las horas de enseñanza y exámenes.
Lo adecuado y primordial es formar al alumno en valores, inculcar el respeto debido a los condiscípulos y a los demás, tanto dentro como fuera de los centros educativos, reforzar la autoridad de los profesores y el apoyo y respaldo a los mismos.
En suma, hay que apostar por educar en el ejercicio de la libertad responsable y el respeto a los derechos de los otros. Es una tarea que compete a todo el tejido social. Para que arraigue en los menores debe ir acompañada por la ejemplaridad de los adultos. La moral social del presente y el futuro depende del abono con el que se alimenten la maleable e influenciable niñez y adolescencia.
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