sábado, 26 de octubre de 2019

DISYUNTIVA: RENCOR-ODIO O PERDÓN-CONCORDIA

Ante la disyuntiva rencor-odio y perdón-concordia es más gratificante y noble elegir la segunda opción. La primera carcome el corazón, nunca queda satisfecha y va buscando nuevas vías para satisfacer el propósito insaciable de vengarse y dañar. La predisposición al perdón-concordia hace olvidar y restar importancia a los agravios recibidos, tener la conciencia en paz y sentir pena o compasión por el que se deja llevar por los instintos execrables.

El “ pronto “ de las personas y las ideas que les han sido inculcadas o han ido calando y creciendo con el paso del tiempo son obstáculos para la moderación y el recto juicio y obrar. Por el contrario, la inculcación y práctica de los valores ético-morales y ponerse en el lugar del “ otro “ inhiben la agresividad y fomentan la convivencia cívica.

Con todo, es difícil mantener el equilibrio justo y ponderado. Por ello hay que procurar expulsar los demonios que nos corroen, evitar la descalificación gratuita e inmisericorde e ir a la búsqueda de la verdad objetiva, la justicia equitativa y el ejercicio de la libertad responsable.

Como los seres humanos no somos perfectos, todos debemos perdonar y ser perdonados, e irnos a la cama con la conciencia en paz. Así nos levantaremos para afrontar cada día con tranquilidad de espíritu. Si reincidimos en el agravio al otro, reconozcámoslo para ir limando y reduciendo las asperezas que emanan de nuestro interior.

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