Entre la subida de aranceles a ciertos productos que exportamos a Estado Unidos( jamón y sus derivados, vino, aceite,etc.) anunciada por Trump, y la metedura de pata o desliz de Pedro Sánchez al decir en Extremadura(uno de cuyos orgullos gastronómicos es el insuperable jamón ibérico puro de bellota ) que dio a degustar jamón serrano al presidente chino Xi Jinping en su reciente visita a España, reina la preocupación por los de los aranceles y el estupor, seguido de chanzas, por lo del jamón serrano.
Para contrarrestar las amenazas de Trump, poco podemos hacer en solitario, imponiéndose la respuesta por la Unión Europea, la cual anda avitaminada y a trompicones. Lo del jamón serrano a Jinping, si es el que se le ofreció, podría ser considerado como una desconsideración, pues aunque para los chinos “ no importa gato blanco o negro, lo importante es que cace ratones “( según dijo Felipe González tras una visita allí), en cuestión de viandas, sobre todo para sus mandamases y adinerados, saben distinguir y gozan con nuestros platos más exquisitos y tradicionales.
Tenemos diversas clases de jamones, pero el que se lleva la palma por su calidad es el ibérico puro de bellota de pata negra. La polémica desatada a costa del jamón serrano tiene su aspecto positivo: han incrementado el conocimiento de las distintas patas de cerdo, sus variedades y clasificaciones en razón del origen y la crianza del cochino- estabulada o al aire libre correteando por las dehesas- y la alimentación que consumen o se les proporciona. O sea, “ no hay mal que por bien no venga “. Presumamos de nuestros jamones, y los gustosos de consumirlos que elijan el que que esté al alcance de sus bolsillos. ¡ Buen provecho !
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