jueves, 20 de julio de 2023

VOTAR

  

 
 
 
 
 
Votar es una fiesta democrática.
 
A la cita con las urnas no conviene faltar.
 
Lo tradicional era, cuando se hacia por la mañana,
 
ir en familia, depositar la papeleta,
 
tomar el aperitivo y comer juntos,
 
en casa o en un restaurante.
 
El cabeza de familia indicaba qué voto era el correcto,
 
custodiando los sobres, si los tenía preparados, hasta la llegada al colegio.
 
Si se cogían las papeletas en éste,
 
ponía su atención para que la mujer e hijos
 
no le dieran gato por liebre,
 
y fueran cumplidores de sus indicaciones.
 
Si votaban por la tarde quedaban a una hora,
 
para seguir, bajo supervisión paterna, con el ritual.
 
En cualquier caso, era un compromiso, tácitamente acordado y aceptado,
 
que le era recordado con ironía al padre en cada día electoral:
 
“ ¿ Esta vez, tienes que llevar también el sobre ? Somos mayores ya “.
 
Acabando la cuestión con risas.
 
Con el paso de los años, en algunas familias rige la misma costumbre.
 
En otras, cada cual va a su aire. En terceras, ni se pregunta a quién votar.
 
El voto es libre, un derecho que se puede o no ejercitar.
 
Pero del resultado de las elecciones, depende el futuro.
 
El de la ansiada España unida, la concordia, la seguridad en libertad,
 
la efectiva igualdad ante la Ley, y lo que la buena gente,
 
en definitiva, demanda: orden, trabajo, justicia, pan y paz.
 
Algunos partidos y gobernantes, con buena fe, lo intentarán.
 
Otros, conseguido el caramelo, lo chuparán.
 
Ya se sabe. Por ello hay que discernir, en base a la experiencia,
 
a quién la confianza otorgar.

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