No seas remolona, inspiración.
Indolente y perezosa
te cobijas en tu cueva.
No quieres salir en auxilio
de la mente en blanco,
para que espabile y escriba
la letra a recitar por un trovador.
Fisgoneas a través de la rendija,
oteas el crispado exterior.
Como lo que ves no te gusta,
y te asquea el ambiente circundante.
Prefieres seguir en tu aislado
cobijo.
Siempre habrá quien acuda en tu
auxilio,
aligere tus neuronas y te dicte las
desdichas
que, de plaza en plaza, las cantará
un andarríos sin rumbo fijo.
No me inoportunes. Otro día será.
Hoy por hoy, descansando estoy en mi
escondrijo.
Como hay que que hacer caso al femenino “
inspiración “,
no insisto y cierro el ordenador.
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