Los pronósticos sobre el fin del Mundo resultan fallidos.Si el final obedeciera a las guerras, catástrofes, cambios climáticos,pandemias o a otros motivos que se aduzcan,no podemos imaginar cuándo hubiera acabado.De todo ha habido de sobra ya.Prescindiendo de las previsiones bíblicas,de las señales que anunciarán el finaly de las eruditas interpretaciones al respecto,la mente humana es incapaz de descifrar el enigma.Lo cierto es que la vida en este Mundo termina, para cada uno,en el momento de la personal ida definitiva,dejando atrás lo vivido, e iniciando el viaje trascendentala lo racionalmente inexplicable: el asentamiento en la eternidad.Solo la elevación espiritual del arrobo místico ha permitido, según nos cuentan, saborear desde la Tierra las mieles del banquete celestial.
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