EL MUÑECO DE NOCHE VIEJA

 

 

 

 

 

La que se ha armado

 

por el muñeco que simulaba

 

representar al presidente Pedro Sánchez,

 

levantado la Noche Vieja

 

frente a la sede de Ferraz.

 

A mamporros se liaron con él,

 

desfigurando el rostro,

 

que quedó sin la nariz de Pinocho.

 

A los artífices de esta patochada,

 

tontería de mal gusto,

 

quieren los sanchistas denunciarlos

 

por delito de odio.

 

Han debido de pensárselo mejor

 

y dejar que corra el tiempo,

 

pues tiene difícil encaje penal.

 

Tribunales y juristas se pronunciaron antes,

 

cuando, por ejemplo, los sediciosos han quemado

 

la bandera nacional o la foto de su Real Majestad.

 

La libertad de expresión se esgrime por desigual ,

 

para vejaciones, desmanes, faltas de civismo y educación.

 

Mano ancha para los míos, y estrecha para lo que no lo son.

 

¡ Con qué facilidad y cinismo se ofenden y escandalizan,

 

cuando reciben en sus filas los agravios,

 

quienes son consumados maestros en zaherir al contrario !

 

En fin, se supone que todo quedará en nada.

 

El muñeco-trapo fue una gamberrada.

 

No fue obra artística, ni tuvo la gracia e ingenio

 

de los monumentos falleros.

 

De todos modos, al convocante de la concentración,

 

lo marearán, para aviso a navegantes y escarmiento.