¿ Qué pretende la extrema izquierda, cualesquiera que sean sus denominaciones? Es la pregunta que se hacen quienes, flacos de memoria, se alarman- tienen sus motivos- cuando han visto su modo de gobernar-destruir allí donde, desde hace tres meses cortos, tocaron poder; más los propósitos que siguen anunciando, aunque los disfracen con ambigüedades o traten de edulcorarlos para no asustar a sus potenciales votantes antes de las próximas elecciones generales y las autonómicas de Cataluña.
Como no se suele escarmentar en cabeza ajena- véase, por ejemplo, lo que sucede en Venezuela y Grecia-, hay posibilidades de que PODEMOS- a falta de mayorías absolutas y la imposibilidad de gobernar en solitario-, con alianzas o apoyos de otras formaciones políticas " primas hermanas" y con las independentistas radicales, condicionen el color del Gobierno que surgirá tras los próximo comicios generales, haciéndolo su rehén en nombre del " pueblo". Arrogarse una parte, en exclusiva, la representación y el sentir del " pueblo" es propio de los totalitarismos, que imponen sus dictados a la población subyugada.
¿ Vivir de rodillas y abocados a la ruina, u optar por la prosperidad en libertad y con justicia? El pueblo- ahora sin comillas- decidirá. Si se equivoca: "que cada palo aguante su vela", aunque la mayoría también "pagaremos los platos rotos".