En el repudio a los símbolos de la Nación le ha tocado el turno a la Marcha Real, o himno nacional de España. Y no nos referimos en esta ocasión a los consistorios gobernados por ediles claramente independentistas, cuya aversión a España y lo que la representa es evidente y el "pan suyo" de cada día, sino a aquellos ayuntamientos en los que hacen y deshacen a su antojo los concejales de las izquierdas radicales y populistas; sea en conjunción exclusiva entre ellas, con los socialistas o con su apoyo activo o por omisión en algunos casos.
Ese desprecio se ha hecho visible a las primeras de cambio y del cambio; siendo más notorio e impopular en la época estival, en la que se prodigan las fiestas locales- de tradición religiosa por lo general- en muchos localidades. La intromisión caciquil de los citados electos representantes del pueblo les ha llevado " recomendar" a las bandas musicales que acompañan a las procesiones, que no interpreten el Himno Nacional en las mismas. Ya se sabe lo que el incumplimiento de tal " recomendación” podría suponer; no obstante, las numerosas críticas a dichas " advertencias" y las negativas a secundarlas no faltan.
Está regulado en qué ocasiones debe interpretarse el Himno Nacional; pero no hay prohibiciones respecto a otros actos y momentos, diferentes a aquéllas, en los que se ejecutan sus sones como una tradición, compartida mayoritariamente, para realzarlos con respeto y sentimiento. Algo tan obvio no entra en las seseras de esas nuevas oligarquías populistas que, ni por asomo, llegaron a soñar que alcanzarían la vara de mando con la que vapulean innecesaria y sectariamente a placer, como es el veto al himno- también conocido Marcha Granadera- que, en su ignorancia o mala fe, asocian sus orígenes al franquismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario