miércoles, 8 de marzo de 2017

ARREPENTIDOS

 

Se llama arrepentidos a los que inmersos en un procedimiento judicial pactan con el fiscal una reducción de la solicitud de la pena, a cambio de colaborar con la administración de justicia, reconociendo la integridad de los hechos  y aportando pruebas concluyentes, que a su vez sirvan para incriminar a otros autores principales y, en ocasiones-dependiendo de la clase del delito- reintegrar todo o parte del beneficio ilegalmente obtenido. ¿ Es esto un arrepentimiento auténtico o sincero ? Hay motivos para  pensar que no siempre, sino que se trata de una praxis jurídica para aminorar la pena correspondiente, y una forma de obtener pruebas o indicios criminales que, de otra forma, difícilmente se conseguirían. Es un “ do ut des “: tu me ayudas y yo te beneficio, que va más allá y es más amplio que el anterior atenuante del arrepentimiento espontáneo, que exigía que fuera antes de iniciarse el procedimiento penal. 

La figura del arrepentido se viene utilizando para obtener mayor eficacia contra la criminalidad organizada y la económica de alto copete. Viene al recuerdo su utilización para combatir la mafia siciliana; aunque sus antecedentes más lejanos, más o menos subrepticiamente, corren pareja con la historia, y no siempre con fines loables. El chivatazo a cambio de impunidad o dinero fue un clásico, y  en algunos sistemas o regímenes subsiste.

Los estados modernos legislan sobre el arrepentimiento y su alcance, pero habría que plantearse si es el vocablo adecuado. Bastantes arrepentidos no sienten el mal causado ni tratan de repararlo. Algunos se arrepienten de boquilla, y a otros les cuesta dar el paso para la reparación. Sería cuestión de que juristas y lingüistas acordasen otra denominación. La dificultad para tal cambio estriba en escrutar los sentimientos del justiciable; descifrar las complejidades del ser humano. Sigamos, pues, con el vocablo asentado mientras no se sustituya por otro mejor.

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