La felicidad, aspiración permanente del ser humano, es un concepto relativo difícil de alcanzar en su plenitud. Durante la vida se alternan momentos desdichados con otros placenteros, satisfacciones y frustraciones; y podríamos seguir con las múltiples dicotomías del acontecer terrenal.
Se han establecido ciertos indicadores( salud, dinero, medio ambiente, educación,etc.) para tratar de medir el grado de la felicidad; pero, a lo sumo, sirven para una aproximación a lo que puede ser, pues cada persona tiene su criterio al respecto. Se pueden dar pequeños y espaciados sorbos de tan preciado elixir, mas nunca su retención permanente. Incluso lo disfrutado por unos, es detestado por otros.
En cualquier caso, lo que se entiende por felicidad es inaprensible en su totalidad. La paz interior y la aceptación de los avatares buenos y malos, dando a la vida un sentido trascendente, que se prolonga a perpetuidad en el más allá, son los prolegómenos terrenales que anteceden al reino verdadero de la felicidad.
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