¡ Qué obsesión en contra de la Iglesia católica y los sentimientos religiosos ! Los que sufren tal desvarío y odio no reparan en medios; cualquier ocasión, sin venir a cuento, la utilizan para hacer mofa y escarnio de lo sagrado. Cuando se les critica por ello, se amparan en la libertad de expresión y la creación “ artística “; a veces refrendados por algunas resoluciones judiciales y por ciertos políticos sectarios o melifluos. Poco a poco, paso a paso, se pretende crear una sociedad sin Dios, impuesta y permitida desde diversas áreas de poder e influencia.
A los que así se comportan y actúan se les llena la boca de tolerancia y de respeto, pero,¡ claro !, exigiéndolos para sí, y negándoselos a los demás. Tienen el alma y la mente podridas. No son pobres diablos, como a veces se les califica benévolamente, sino la personificación demoniaca, los belcebús terrenales. El último ejemplo es la “performance” blasfema del “Gal Drag Queen” en el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, la cual fue galardonada con el primer premio. Representación y premio inconcebibles para los creyentes y para muchos agnósticos, ateos e indiferentes. Y es que el buen gusto y el respeto a las creencias religiosas son una exigencia social, aunque van en declive.
Hasta la próxima escandalera, que parecen no tener fin.
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