El Papa Francisco cumplió ayer seis años de pontificado, guiando la “ barca de Pedro “ con total entrega a tan altísima responsabilidad. Algunas de sus decisiones, que no afectan al dogma y la doctrina de la Iglesia, pueden ser compartidas en más o menos; pero las que no gustan o crean recelos no deben utilizarse para cuestionar la recta intención de los mensajes y hechos de Su Santidad. Es evidente su compromiso a favor de la paz, de la vida, de los más desprotegidos y vulnerables, y contra las injusticias sociales, así como para atajar los males que han protagonizado algunos consagrados a Dios- piénsese, por ejemplo, en la pederastia –. Todo ello acompañado de una invitación a la oración y a la práctica de la caridad, al propio tiempo que reafirma la dignidad de todo ser humano.
Con tal tenor se ha expresado también en cada uno de sus muchos viajes pastorales a diversos países, algunos muy alejados de Roma. Por cierto, ¿ Cuándo vendrá a España ? Extraña que no lo haya hecho aún, pese a que ha sido invitado varias veces. Tal vez sea por razones de oportunidad, que tan hábilmente maneja la diplomacia vaticana. No entramos en esos vericuetos tan complejos, pero los católicos españoles recibirían con sumo agrado su visita. ¡ Ojalá que la espera no sea larga!
¡ Felicidades, Santo Padre ! Que el Señor le conceda salud y fuerzas para seguir al timón de la “ barca de Pedro “.
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