La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha tratado de
explicar o justificar los despropósitos escandalosos
que se vienen reiterando en el Ayuntamiento que preside, diciendo que su
equipo " tiene falta de experiencia en lo institucional"; lo cual, siendo
cierto, no es lo más grave, pues la experiencia se adquiere ejerciendo siempre
que haya voluntad y capacidad para aprender, y de que las decisiones que se
adopten, previo asesoramiento ponderado, respondan a las demandas mayoritarias
de la ciudadanía. Requisitos que no concurren en bastantes de sus concejales y
cargos designados a dedo, así como en sus respectivos asesores, además de no
satisfacer las expectativas y necesidades de los vecinos de la
Villa.
A falta, por ejemplo, de una buena gestión que impulse o facilite la inversión privada en proyectos que generarían miles de empleos, o de que se solucionen las deficiencias de la limpieza pública, se ha optado por la " inculturación" nihilista, por el rechazo al hecho católico y por una exhibición-imposición del sectarismo de la ultraizquierda, que sólo comete " errores" de boquilla hacia afuera, pero que en su fuero interno se regocija y se reafirma en " sostenella y no enmendalla ".
Más que una alcaldesa, Manuela Carmena, parece y es una
figura decorativa, rehén de sus ancestros ideológicos y de su equipo. El
callejero, titiriteros y tantos otros desvaríos, que por sabidos no se detallan,
constituyen hasta ahora los grandes logros del consistorio. Los niños no recogen
las colillas del suelo, ni las madres se turnan para limpiar las escuelas de sus
hijos; y es que la Alcaldesa sólo lo propuso como mera " reflexión".
Es una incompetente manifiesta y un ejemplo de que en este país podemos encontrarnos con gestores en las grandes ciudades que no saben nada.Aquí todo se resuelve endeudando al país y a nuestros descendientes para que se forren unos cuantos.Eso sí,abusando y engañando a los demás.Son los nuevos feudales
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