domingo, 9 de febrero de 2020

MISIONAR

Los misioneros son de una pasta especial. Los sacerdotes, religiosos y monjas que se dedican a esa labor evangélica-caritativa en las zonas más deprimidas del mundo, dando cariño y entregándose a los más desfavorecidos para paliar sus más elementales carencias, lo hacen por AMOR( en mayúsculas) y fidelidad al mensaje y al ejemplo de Jesucristo.

Cuando se ve en algunos reportajes la labor que ejercen, o se escuchan sus testimonios personales, es difícil sustraerse a la admiración hacia ellos, a la vez que nos preguntamos: ¿ Y yo por qué no ? No nos debe inquietar el interrogante, pues los designios de Dios son inescrutables, pero sí que es exigible que les apoyemos económicamente y elevemos preces para que el Altísimo les fortalezca, proteja y recompense su trabajo misionero, efectuado desinteresadamente.

Como consuelo y estímulo, todos podemos misionar sin desplazarnos a tierras y situaciones míseras, sea en el entorno familiar, en el de amistades, el laboral y en tantos otros de nuestra vida cotidiana, sin avergonzarnos por ello ni reprimirnos. En definitiva: dispensemos el AMOR. Nuestra sociedad está plagada de gente que lo necesita.

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