viernes, 20 de marzo de 2020

EN Y EN EL POST CORONAVIRUS

Cuando termine la tragedia del coranavirus ( covid 19 ) nada será igual; todo será diferente a antes de su propagación. Habrá un gran alivio, pero las consecuencias de la pandemia ( muertes, hospitalizaciones, confinamientos domiciliarios, pérdidas económicas, cierres de los establecimientos que no ofrecen los productos imprescindibles de primera y vital necesidad, etc.) quedarán grabadas para siempre.

Tantas experiencias tristes deberían hacernos recapacitar sobre la fragilidad y vulnerabilidad del ser humano, y no confiarnos ni creer que calamidades como ésta u otras similares no se repetirán en el futuro. Lo deseable es que surja el hombre nuevo, dispuesto a afrontar y superar los embates y desdichas de la vida con decisión y con rearme moral, pues sólo somos viajeros en un tren con parada final.

En el difícil trance actual surgen multitud de gestos solidarios, reconocimientos elogiosos a todos los profesionales sanitarios que, desbordados por las asistencias a prestar y sin los medios suficientes, arriesgan sus propias vidas, así como a los de las demás profesiones( fuerzas de seguridad, militares, transportistas, supermercados, farmacias, etc.) que se esmeran en su trabajo y también se exponen al contagio por su servicio a la sociedad. Y, ¡ cómo no ! , se multiplican por doquier las plegarias solicitando el perdón divino e implorando su piedad.

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