Las imágenes de la manifestación en Madrid con motivo del Día de la Mujer evidenciaron la zafiedad, grosería e intolerancia de bastantes mujeres, jovencitas y mayores, respaldadas por varones, que conforman la extrema izquierda radical. Patrimonializan el feminismo, negándoselo a las demás mujeres que no comparten su extremista ideología política. Días antes del mencionado evento, para calentar el ambiente, se difundieron por las redes eslóganes y carteles, gritados y exhibidos respectivamente en la manifestación, y contrarios al buen gusto y al decoro público. Si la ministra de Igualdad, Irene Montero, publicó el tuit: “ Sola y borracha quiero llegar a casa “, es para plantearse una vez más la irresponsabilidad de Pedro Sánchez al gobernar coaligado a Podemos. Y el twuit de Montero es sólo una gota en el mar de disparates que propone e impone esta formación política.
Nadie o casi nadie cuestiona el derecho de la mujer a la igualdad, reconocido en la Constitución, y en la profundización del mismo, tratándose de un avance social. Por ello no se ajusta a la verdad la acusación actual y generalizada de “ sociedad patriarcal y machista “. Por otra parte, las agresiones sexuales a la mujeres las cometen individuos concretos, al igual que las violencias físicas contra las mismas; pero por alarmantes que sean, no procede criminalizar al hombre por el hecho de serlo ( ¿ Los hijos, los novios, maridos, padres, hermanos, nietos, sobrinos...son también criminales sin presuponerles la inocencia ? ), dando la impresión de que el feminismo radical pretende enfrentar a la mujer contra el varón. Conviene guardar distancia de las posiciones extremistas para no ser contagiados por ellas. Al fin y al cabo son un virus que corroe y enfrenta a las sociedades.
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