¡ Qué alivio en la Semana Santa !,
sin prestar atención a políticos y sus
líos,
ni tener curiosidad sobre lo que han hecho
durante la misma.
Ahora toca pasar la anual “ pasión “
de la declaración de la renta,
que es una “ crucifixión “ para los que cumplen
con el Fisco.
Entre los que no “ se retratan” como es
debido,
están quienes, fraudulentamente,
ocultan todo o parte de lo que,
durante el año pasado, han ingresado y
obtenido.
Muchos pillos se benefician sin pudor
con inmerecidas subvenciones, ayudas,
trampas
y trabajos de “ tapadillo “ pagados en “ negro
“.
Picaresca española, practicada
también
por extranjeros de origen, nacionalizados o
residentes.
Hay que pagar, pero escandaliza, enoja y
escuece
el despilfarro con lo por Hacienda
recaudado,
destinándose millonarios caudales a
extravagancias indignantes.
Fondos derrochados sin ton ni son
en base a ideologías imperantes y demás
sandeces,
para cosechar votos y comprar
voluntades.
Los impuestos, a la par que el coste de la
vida,
van de escalada. Finalizó la Semana
Santa,
se vuelve a la rutina: ¡ Menuda ruina; cuán larga
agonía !
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