jueves, 7 de abril de 2022

VIOLENCIA CRIMINAL

  

 
 
 
 
La violencia criminal está extendida, perpetrándose por menores y mayores de ambos sexos. Sin menospreciar la predisposición genética en ocasiones, hay otros factores que subyacen poderosamente en cada homicidio y asesinato, tales como los provenientes de un déficit educacional cívico; traumas por malos tratos sufridos o vistos durante la infancia en el entorno familiar, y graves enfrentamientos en el mismo; el desarraigo social; los trastornos mentales y otras causas. En cualquier caso, cada atentado contra la vida es estremecedor, tratando los psicólogos, psiquiatras y criminólogos en hallar una explicación a cada uno de ellos y bucear en el perfil personal del autor.
 
Produce especial espanto e incredulidad la violencia vicaria- matar al hijo para hacer sufrir a la madre-, los demás casos de filicidio, causar la muerte de los propios padres y el del cónyuge o pareja con el que se convive o se ha convivido. Originan también profunda indignación y estupor las muertes pre o posteriores a una agresión sexual, que en ocasiones van seguidas del ocultamiento y descuartización de la víctima.
 
¿Cómo llevar a cabo la prevención si no se detecta a tiempo o no se prevé la posibilidad y predisposición a tales violencias desgarradoras ? Sólo pueden disminuir o evitarse sensiblemente, si cala el respeto a los demás, hay una coordinación rápida y eficiente entre las Instituciones concernidas y se efectúa el debido seguimiento y control de las situaciones en peligro, el de los posibles victimarios y el de las potenciales víctimas conocidas, además de las alertas al respecto comunicadas mediante la colaboración ciudadana. Las condenas que se dicten deben acomodarse a la máxima duración legal prevista para cada caso. Los años en prisión evitan la reincidencia mientras se cumple el total de la pena. La pretendida reinserción social de estas alimañas peca de buenismo y raya con la utopía. Pensar que puede ser un freno el temor al castigo penal, difícilmente es disuasorio, máximo cuando el homicida, al ser descubierto y detenido se niega a reconocer la cruel maldad por él efectuada y, por tanto, no da muestras de arrepentimiento.
 
Cuando por estos crímenes menos banderas a media asta se vean, mengüen o se distancien los minutos de silencio y de luto oficial, será señal de que se va ganando la batalla a la bestialidad criminal.  

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