Lluvias, vientos, nevadas y friolerasen la iniciada primavera,la que “ la sangre altera “dependiendo de la edad.La juventud no entiende de estaciones;chicos y chicas se arrullanal descubierto en interiores y exteriores,liberando su fogosidad.Como los años pasan y pesan,se llega a un punto, dependiendo de cada cual,en que los ardores no apremian tanto,racionándose por desigual.En la senectud el calor lo da el sol,y en la cama el abrigo de la manta,aunque como no hay regla sin excepción,hay ancianos persistentes en amores.Los que no están para tales trotes,imaginan los desahogos ajenos,que tal vez son menos intensosde lo que pueden pensar y envidiar.
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