El reservado del Ventorro guarda
incógnitas que la jueza de la Dana
investiga con empeño exhaustivo,
para desvelar lo en él ocurrido
con motivo de la estancia en el
local
de Mazón y la periodista, en donde
compartieron mesa y mantel, posterior
tertulia y qué comunicaciones
mantuvo
el “ president “ relacionadas con la
riada.
Para resolver el enigma, también estimó
importante saber
cuál fue el menú, la bebida
consumida, el
precio, el tiempo que estuvieron
dentro, las
dimensiones de la estancia
y otras pequeñas menudencias.
Hasta el dueño del restaurante fue
llamado
a declarar y a aportar la factura.
Algunas de las cuestiones planteadas
habrían podido ser resueltas con la
personación en
el establecimiento de la
comisión judicial designada al efecto
o bien, para compensar al
propietario
de las molestias sufridas a causa de
la comida de marras, comer la juez y
el
personal habilitado en el reservado
del
del Ventorro, sufragar la cuenta con
el
importe del desplazamiento y dieta,
y
de paso efectuar las indagatorias.
No se trata de cuestionar la
diligencia
de la juez, se da por sentado su bien
hacer,
sino de echar un poco de humor a la
inquisitoria sobre la comida en el
Ventorro.
Es a la vez una forma de marcar
diferencia
respecto a las críticas desaforadas
a
otras resoluciones judiciales. Tómese
así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario