Llamar a manifestarse pacíficamente en
en las calles, para defender la
democracia,
como incita Yolanda Díaz, tiene su guasa,
cuando el gobierno, de la que es vicepresidenta,
es el que la devalúa, desfigura y
amenaza
al no respetar la separación de
poderes,
actuar cual una conjuntada autocracia y,
en definitiva, hacer lo que le viene en gana.
La “ Yoli “, arisca, desmedida y
populista,
desbarata cuando habla, importándole
dos
pitos las consecuencias de sus
peroratas.
Incitar a tomar la calle tiene sus
peligros.
Si la furia roja se desmanda, la protesta
puede acabar como el rosario de la
aurora.
Pero ella va a lo suyo, sembrando cizaña
con su verborrea altiva y airada.
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