El avión aterriza en el aeropuerto de Sondica, desembarca Rubalcaba y en coche lo trasladan a Bilbao, donde tras explicar que su escolta no ha sido reforzada en este desplazamiento y que ha sido la misma que si hubiera estado en Cádiz o en Badajoz, hace una reflexiva pausa fingida para rematar diciendo :” ¡Lo rápido que nos acostumbramos a la paz!”.
Cruel frase que retrata al aspirante socialista a gobernar España, quien con sus chanchullos con los etarras,intercambio de cesiones por provisional alto de las pistolas y demás barrabasadas, sólo persigue fines electoralistas.
Que pregunte a las víctimas del terrorismo, a los miles de exiliados por sentirse españoles, a los otros miles que sobre el terreno tienen que soportar la dictadura del miedo y la constante provocación, Que dé un paso más, visite algún cementerio y verá cuántos fueron pasaportados a la paz eterna por el expeditivo método del rápido tiro en la nunca o el no menos traicionero explosivo. El cinismo y desvergüenza de este hombre no tiene límites.
Su sucesor y testaferro al frente del Ministerio del Interior,Antonio Camacho, es preguntado por algún “ atrevido” periodista sobre el extraño robo que se produjo en el bar “Faisán”, días después del chivatazo a la red de extorsión de ETA que tenía la oficina recaudatoria en dicho bar; pues hay quienes sospechan que el aparente robo fue más bien una penetración clandestina , para retirar alguna cámara oculta que captaba los movimientos en su interior.
Como respuesta, el Ministro y aventajado alumno de Rubalcaba, con cara de no haber roto un plato en su vida, despacha la cuestión con un simple :” No conozco el caso.Buenos días”,
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