Una forma excelsa de AMAR es sufrir a causa del que sufre, sentir dolor por las desgracias ajenas y tratar de paliarlas o aminorarlas. Traspasa las fronteras del querer o afecto en sus diversas formas y expresiones, lo trasciende y sublima.
Se da en los que hacen de su vida un peregrinaje del bien en pro de los más desvalidos y necesitados, con los que, por lo general y en principio, no les une ningún vínculo de relación social, parentesco o conocimiento; pero también, en función de distintas circunstancias- incluidas las desdichas sobrevenidas-, cuando existen esos lazos.
Todos precisan ser amados y amar; mas a veces, cuando se repara en ello, ya hizo acto de presencia el infortunio. Entonces se aviva ese sentimiento de entrega total que da un nuevo sentido a la vida, experimentándose la nueva dimensión del AMOR, que resultaba desconocida y es íntimamente reparadora y reconfortante.
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