lunes, 28 de diciembre de 2015

EL MENSAJE REAL.

Don Felipe VI no defraudó en su discurso de Nochebuena; estuvo a la altura de su rango real como Jefe del Estado y fue exquisito con su función institucional. Desde la infancia fue preparado para ser Rey de todos los españoles, habiendo superado sobradamente las expectativas que le iban a ser demandadas. Siempre habrá quien le cuestione, es inevitable; pero quienes lo hacen, realzan a su pesar la figura, el prestigio nacional e internacional y las virtudes del Monarca.
 
La formación castrense y universitaria recibidas, el conocimiento detallado de la realidad interna y del exterior, su patriotismo, valor y prudencia, lo convierten en el mejor Rey para los tiempos actuales, que- sin complejos históricos y asumiendo las demandas sociales y de modernidad- abogó por la unidad, la concordia, el diálogo, el respeto constitucional y la integridad en la gestión pública, para superar el difícil y complejo trance en el que se encuentra España; a la que hay que "querer, admirar y respetar", instó el Rey.
 
En suma, sus palabras navideñas desde el Palacio Real transmitieron sinceridad, sentimiento y el orgullo de ser español. Fue una llamada al esfuerzo colectivo, a confiar en nuestras capacidades y aunar voluntades. Un discurso breve, claro y directo en un marco digno, abriendo las puertas a la esperanza.
 

Que por intereses personales o partidistas no las cierren los políticos, aunque es notorio que algunos no están por la labor. Por ello hay que insistir en  que España, la convivencia pacífica y el bienestar general es lo que importa.

1 comentario:

  1. Discurso perfecto,hondo,de magnífica redacción,que no pueden captar los analfabetos funcionales,como algunos políticos,y quienes odian a España,pero se están aprovechando de ella.

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