Con el Año Santo Jubilar de la Misericordia, que empezará el próximo 8 de Diciembre y finalizará el 20 de Noviembre de 2016, se pretende, según palabras del Papa Francisco, " cómo la Iglesia puede poner más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual...", en la convicción " de que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo..."
La llamada a practicar la misericordia requiere, efectivamente, la " conversión espiritual" como medio para descubrir en nuestro interior lo que nos aparta, por acción u omisión, a seguir el mandato de Jesús - " amaos los unos a los otros como yo os he amado"-, pedir perdón a Dios por ello, y rogarle que nos fortalezca e ilumine para ver como hermanos a los demás y actuar piadosamente.
" Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia", dijo el Salvador en el sermón de la montaña, y todos deseamos que se nos preste en algunos o muchos momentos de la vida. La practicada en forma sublime no se hace esperando correspondencia, sino gratuitamente y por amor filial a Dios. El compendio de cómo ser misericordioso viene recogido en el catecismo de la Iglesia, al tratar de las Obras Corporales y Espirituales de la Misericordia. Es una guía sencilla, que muchas veces olvidamos; si siguiéramos sus indicaciones mejorarían las relaciones humanas y complaceríamos al Creador.
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