Dijo Pablo 
Iglesias, líder de Podemos, que “ El cielo no se toma por consenso, sino por 
asalto”; y lo ve próximo, según las encuestas de intención de voto que sitúan a 
su formación, coaligada con IU, por detrás y cerca del PP y por delante ( “ 
sorpasso” ) del PSOE.
Si los 
pronósticos acertasen, acariciaría su sueño. Y si los posteriores pactos le 
llevasen al Gobierno, repartiría el “ llorar y crujir de dientes “. Las 
lamentaciones serían tardías e ineficaces, pues lo que tomaría por asalto sería 
nuestra libertad y el Estado de Derecho, además de destrozar la economía y 
descoyuntar las condiciones para la creación de empleo y las bases 
propiciatorias del progreso y el bienestar social.
Hay quienes no 
quieren o no les interesa verlo, incluso en sectores de gente que se supone 
informada e ilustrada; ni tan siquiera reparan en las desdichas de Venezuela o 
les traen al fresco, de cuyo régimen, populista y totalitario, Iglesias y 
su mariachi son admiradores, asesores y beneficiarios. Últimamente tratan de 
distanciarse aparentemente del mismo por no alarmar al electorado, pero está 
dicho: “ dime con quién andas y te diré quién eres”.
Los partidos 
constitucionalistas, culminada la jornada electoral del próximo domingo, 
deberían esforzarse en pactar un Gobierno moderado y estable. Las fórmulas son 
variadas. Es cuestión de altas miras y pensar en el bien común. Un deseo en la 
recta final. 
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