domingo, 5 de junio de 2016

LINCHAMIENTO DEL CARDENAL CAÑIZARES


Hay ideologías intrínsecamente perversas, en ocasiones traducidas en leyes, contrarias a la Ley natural, que no persiguen el bien común, y que pretenden la subversión de determinados principios y valores asentados y aceptados universalmente a lo largo de la Historia y el devenir humano, con independencia de las creencias o descreencias religiosas. Dan carta de naturaleza a lo que es reprobable como pensamiento e implantación de nuevas fórmulas políticas, educacionales o sociales, conformando una contracultura opuesta a la razón y a la moral.

Lo dicho viene a colación con el linchamiento del Cardenal Arzobispo de Valencia, D. Antonio Cañizares, por unos cuantos “ progres " del rojerío variopinto y laicista. Y todo ello por haber opinado sobre la ideología de género y defender la institución familiar, desde el respeto a las personas de toda condición, cumpliendo con su deber como Pastor de la Iglesia y acorde con el magisterio de la misma.


Quieren reducir al silencio al prelado valenciano, enjuiciarle política y jurídicamente; pero él no se guía por lo “ políticamente correcto “. Seguirá alzando la voz en defensa de la familia, de la vida, de la dignidad de toda persona y de los demás derechos inalienables que les asisten. Lo hace desde el amor, la misericordia y la fidelidad evangélica, aun a costa de ser zaherido por malquerencia, incomprensión, lectura sesgada o errónea interpretación. En la cruz que lleva a cuestas está inscrito lo que dijo Juan Pablo II: “ No tengáis miedo a la verdad”.

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