viernes, 9 de marzo de 2018

EMPODERAMIENTO Y 8-M

El denominado “ empoderamiento “ femenino va más allá de la igualdad de derechos y oportunidades del hombre y de la mujer cuando se reivindica como una especie de “ cassus belli “ en contra del varón. Flaco favor hacen a la causa feminista las adalides de la perversión de dicho vocablo, a la que se suman, por varias razones oportunistas, no pocos hombres.

EL DRAE define empoderar como “ Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido “, sin ceñir el verbo a una condición sexista. Así pues, toda persona o grupo desfavorecido tiene la aspiración legítima para, en igualdad de condiciones, capacidad y méritos, poder alcanzar los mismos puestos de decisión, laborales y los correspondientes salarios, de tal modo que se perciba el mismo sueldo por trabajo idéntico.

En nuestro país, la igualdad está reconocida formalmente, pero no siempre es real, aunque se han hecho y siguen haciéndose avances al respecto, siendo la brecha salarial menor que la media europea. Esta reclamación es la que motivó ayer las grandes movilizaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer, aunque se introdujeron aspectos ideológicos y partidistas que nada tenían que ver con lo fundamental que se reclamaba. Pero esta es otra historia que, aunque sabida y repetida, no sorprendió

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