lunes, 30 de julio de 2018

SERVICIOS SECRETOS

Todos los servicios secretos ejercen, velando por los intereses de sus respectivos países, determinadas actividades o misiones al margen de la Ley, aunque sobre el papel sus actuaciones deban ajustarse a Derecho. Se les exige transparencia y ser controlados. Pero no todo se debe decir, como tampoco contar ciertos asuntos delicados a los controladores de turno. Si no fuera así, su razón de ser no tendría sentido; se equipararían a los servicios policiales o cuerpos de seguridad.

La intervención de los espías y sus procedimientos irregulares deben limitarse a los casos y situaciones que atenten gravemente contra los intereses de los Estados, su estabilidad y la defensa nacional. Un servicio secreto es tanto más eficaz cuanto menos se hable de él. Tiene especial morbo informativo publicitar sus fracasos, reales o supuestos, pasando desapercibidos sus éxitos. La reserva obliga a las diferentes Agencias de Inteligencia, por razones operativas y de seguridad, a no dar detalles sobre sus meritorios logros.

El común, por lo general, quiere que se atajen los problemas presentes y futuros que repercutan sobre su seguridad personal y colectiva, estando predispuesto a cerrar los ojos o mirar para otra parte sobre los medios empleados para ponerlo a salvo de las graves amenazas y peligros.

El mundo es como es, y no como nos gustaría que fuera. Siempre ha sido así. Puesto que los servicios de inteligencia están ahí, que los nuestros desplieguen todo su potencial para preservar la unidad de la Nación española y atajar los malos augurios que se otean. Saben como hacerlo. Es cuestión de voluntad política y de que los dejen actuar como saben.

El CNI, que tiene ojos y oídos por doquier, falló con lo del proceso catalán secesionista y las urnas del “ referéndum. ¿ Lo confiaron todo a la técnica, priorizándola sobre el factor humano? ¿ Se infiltró o no a tiempo en el equipo decisorio independentista ? Por otra parte, ¿ cómo es posible que no desenmascararan a tiempo a los dirigentes populistas de extrema izquierda de la Universidad Complutense, así como a sus conexiones y tejemanejes? ¿ O acaso estaban controlados y, por razones x, les dieron carrete ? No se entiende tampoco que algunos corruptos indeseables alcanzaran cimas de poder, cuando era “ vox populi “ su falta de honradez ¿ Elevaron la información a quien correspondía y no se les hizo caso ? Da la impresión, por ejemplo, que se ha priorizado la información antiyihadista y la consecuente acción exterior, lo que es lógico, en detrimento de los acuciantes problemas internos, que no son moco de pavo.

En fin: es el Gobierno de turno quien marca las directrices y prioridades del CNI. Al final, hágase lo que se haga, la última palabra la dicta la política.

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