No son sólo golpes de efecto, para distraer la atención sobre los problemas reales y acuciantes de España, lo que está haciendo Pedro Sánchez. Con aquéllos trata, además, de encubrir su incapacidad como gobernante máximo de la Nación. En sus decisiones, de cara a la galería, efectuadas para contentar también a los que le apoyaron en la moción de censura contra el Gobierno de Rajoy, hay aversión, resentimiento y odio contra la figura de Franco y el legado que dejó al morir.
Con independencia de la represión al finalizar la guerra civil, común en todos los enfrentamientos bélicos, firmó muchísimos indultos de condenados a penas de muerte y de prisión, e impulsó en la década de 1950 la recuperación económica del país, aunque previamente puso en marcha, entre otras, diversas medidas de contenido social, sanitarias y de infraestructuras. ¿ Qué hubiera pasado si el vencedor hubiera sido el Frente Popular ? Pues lo mismo que en la URSS: la eliminación física y el cruel “ gulag “ de toda disidencia a la ortodoxia comunista de entonces.
La obsesión contra el Valle de los Caídos y el desprecio del espíritu reconciliador que motivó su construcción, nunca cuestionado durante la transición y el Gobierno socialista de Felipe González, se centra sobre las tumbas de Francisco Franco y la de José Antonio Primo de Rivera. Pero la Historia verdadera de unos y otros, guste o no, está ahí, así como el currículum de estos nuevos frentepropulistas, que se han esmerado en retorcerla y falsificarla.
“ La fe mueve montañas”, pero el odio y la revancha se empecina en profanar las dos mentadas sepulturas religiosas. Por no hurgar en heridas cerradas, se obvia recordar la multitud de éstas que se prodigaron durante nuestra guerra civil con escarnio, así como la exhibición macabra de los cadáveres o de los restos que reposaban en ellas. Una obra de caridad es “ enterrar a los muertos “. Todos merecen reposar en paz y en lugar digno. Traspasado el umbral de la muerte, sólo existe el juicio y misericordia divinos.
No es de extrañarse, por tanto, esta nueva obsesión enfermiza de corte ideológico, como tampoco que algún día, al estilo talibán, se quiera retirar la Cruz que se eleva sobre el Valle. Hay quien se ha pronunciado sobre dinamitarlo. La Iglesia, por su parte, no ha dejado de elevar a los altares a muchos mártires que fueron asesinados por ser católicos. Se calcula que fueron sacrificados unos 7.500, entre sacerdotes, seminaristas, religiosos y monjas, además de varios obispos.
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
martes, 3 de julio de 2018
NO SON SÓLO GOLPES DE EFECTO
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